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La Biblioteca Palafoxiana de Puebla

Ilustración del Libro la Biblioteca Palafoxiana de Puebla

La única biblioteca antigua de México que se ha conservado a pesar de los cambios en la sociedad, la política y la cultura, no solo por su magnífico edificio, sino por los libros y documentos que guarda, de gran valor para la historia y la cultura. Fue Don Juan de Palafox y Mendoza, noveno obispo de Puebla de los Ángeles que el 5 de septiembre de 1646, donó cinco mil libros para fundar una “librería de cánones, leyes y filosofía, medicina y buenas letras” en una sala, en los colegios seminarios de San Pedro y San Juan Evangelista para uso de sus colegiales seminaristas, que fue aprobada por el rey Felipe IV en 1647 y por el papa Inocencio X en 1648.  Aumentando por las compras de libros, donaciones y herencias de canónigos, párrocos y clérigos; así el ilustre doctor Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo desde 1677 ordenó edificar en ese lugar una espaciosa biblioteca, que luego en 1771 el obispo Francisco Fabián y Fuero determino para enaltecer a Palafox, por su lucha por defender “la dignidad episcopal”, a ser  una gran biblioteca donando sus libros y los adquiridos, agregando los de los jesuitas expulsados de sus colegios en Puebla. Construyendo sobre la antigua y partes del de San Juan y del jardín del Palacio Episcopal, un edificio bajo la dirección de Miguel Vallejo y Fuero, arquitecto español, que se concluyó con  rapidez, consagrado solemnemente en 1773. Gran edificio rectangular de altura, cinco elevadas bóvedas, grandes ventanas, cinco puertas-ventanas a los balcones y una puerta principal a una escalera al colegio, y otra al palacio episcopal con hermosas puertas de madera, con pisos de ladrillo y lozas de “talavera”. En su interior grandes estanterías de madera, en dos niveles, con pequeñas y curiosas sillas que se abren y cierran, para consultar los libros, ocultas con rejas y escaleras en los estantes, con elementos decorativos barrocos, al fondo el retablo de la anterior biblioteca del siglo XVII, con su altar, la pintura en lienzo de la Virgen de Trapana, que había traído por el obispo Palafox de Alemania y la pintura del “Ángel Maestro” Santo Tomás de Aquino. En el México independiente una gran cantidad de libros adquiridos y donados, tuvo que modificar las estanterías con otro nivel conservando su estructura con elementos decorativos ya neoclásicos.